Wenger: Mi mundo, mis reglas

 

La venta de Song al Barza no me afectó tanto como algunos podrían pensar. En posts publicados durante la temporada pasada, dejé en claro que, en mi opinión, Van Persie me parecía sobrevalorado y Song muy desordenado tácticamente, y demasiado valorado por sus “cualidades ofensivas”. La razón de ese comentario es que, a pesar de la voluntad de Song, no es un jugador hecho para la creación, ni siquiera para el reparto de juego. Es un lanzador que podría estar por encima del promedio (pero tampoco es Bergkamp, Fábregas o el mismo Arteta) pero que presentaba también muchas lagunas: a veces pases absurdos al vacío, una tendencia a mantener en demasía el balón (lo que en muchas ocasiones terminó en contragolpes que encontraban a la defensa mal acomodada). Y lo que es peor, una decreciente disciplina defensiva, devenida en complacencia. Un partido en especial me hizo ver que lo de Song no era un lapsus.


En una jugada, Gibbs le pide a gritos a Song que le dé una mano en la cobertura defensiva, porque por su lado pasaban todos al encontrarse casi siempre en inferioridad numérica (Song no regresaba nunca). El tema es que la respuesta del camerunés fue un gesto con la mano que, al menos a mí, fue una largada, un “Fuck off”... o, lo que es lo mismo, lo mandó muy lejos al joven lateral. Al parecer, según diversas fuentes, estas actitudes dañaron la relación entre Alex y el maestro Wenger, más aún cuando a principios de año, Song y su representante pidieron al Arsenal una extensión de su contrato y una considerable mejora salarial.

 

El club, ya descontento con la falta de profesionalismo del mediocampista, decide aplazar las negociaciones, lo que terminó por enrarecer aún más su situación en el equipo, más aún cuando le ofrecieron una extensión de contrato, y el camerunés no aceptó. Ya la pretemporada fue el acabose. Impuntualidad en los entrenamientos, falta de compromiso con los trabajos físicos, y una actitud de desgano que terminaron por convencer al técnico francés de que el ciclo de Song en el club había llegado a su fin. Y Wenger no es un técnico que se arrodille ante egos o aires de grandeza. Por eso, a la primera oportunidad, lo vendió. Era un peso muerto para él. Hay quienes dicen que el Arsenal sigue la tendencia de años anteriores, que Wenger nunca cambia, y que no hay interés en competir. Pues bien, desde la compra de Arteta y Mertesacker, yo sí vi un cambio. Se comenzó a comprar experiencia. La etapa de comprar a jóvenes promesas al por mayor va llegando a su fin. Solo algunos destacados (como Chamberlain o Eisfeld) valían el esfuerzo. Ahora se compró a Cazorla, a Giroud y a Podolski. Probablemente se le unan Sahin y M’Villa (lo del turco ya es un hecho). Y no es solo un cambio en el paradigma deportivo, lo es también en el plano administrativo y en el manejo del equipo. Las experiencias con Van Persie, Nasri, Song y el mismo Fábregas, han demostrado a Wenger (a golpes es cierto), que invertir tanto tiempo (casi en exclusiva) en jugadores demasiado jóvenes que podrían dejar el club en cuanto tengan una o dos temporadas buenas, no tiene mucho sentido.

  

Giroud, de respetar su contrato, se iría solo después de haber entregado los mejores años de su carrera deportiva. Igual Podolski, y más aún Cazorla. Son jugadores que darán todo por ganar algo, no les queda de otra tampoco. El alemán ha tenido muchos momentos agridulces en su aun joven carrera, es imperativo para él dejar de ser la “gran promesa alemana” para convertirse en el crack que pensaron llegaría a ser. Giroud es un caso similar, tuvo que luchar, demostrar mucho para llegar a la primera división francesa. Quiere destacar, y no se irá del club sin haber dejado su huella. Y lo de Cazorla, ya lo dije en el post anterior: Es talento puro con ganas de mostrarse y ganar. Lo de Sahin, me parece un backup para la vuelta de Wilshere. Para que el pequeño mago inglés tenga el tiempo necesario para regresar de a pocos a la alta competencia.  Aunque el turco puede también romperla, las condiciones están ahí. Para mí las cosas son claras, Wenger ha puesto las reglas del juego, confía en que estos jugadores, con algunas adiciones y la nueva camada de jóvenes gunners, le darán un equipo competitivo para (por lo menos) los próximos cuatro años. Por eso lo de RVP y Song no es una tragedia, sino toda una declaración de intenciones de Wenger: “Mi mundo, mis reglas”.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Análisis post triunfo ante Norwich

#ArsenalFC Lo que nos dejó la derrota contra el Tottenham

La promesa incumplida: ¿Qué hacemos con Wilshere?